
Publicado: 4 de Febrero de 2015
El flúor es un compuesto mineral natural que se encuentra en el agua y en la tierra. También está presente en alimentos y bebidas con distintas concentraciones.
Estudios realizados han demostrado repetidas veces, desde hace muchos años atrás, que si se agrega flúor a los depósitos de agua de la comunidad, el número de caries en la población disminuye. La ADA (Asociación Dental de EE.UU.), la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Médica de EE.UU. entre otras organizaciones, han recomendado el uso de flúor en los depósitos de agua debido a su efecto contra las caries.
El flúor actua dos formas:
1. En los niños, el fluor se deposita tanto en los huesos en crecimiento, como en los dientes que están en proceso de erupción fortaleciendo el esmalte de los mismos .
2. En los adultos, el flúor ayuda a remineralizar los dientes ya que favorece la entrada en su constitución de iones de calcio y fosfato.
En los casos en los que exista pérdida de la encía por la edad o por que el adulto padezca de enfermedad periodontal, el flúor también ayuda previniendo o eliminado la sensibilidad al frío, y evita la aparición de caries en el cuello o en las raíces dentales.
El flúor, asímismo, tiene la facultad de atacar las bacterias que invaden la superficie de los dientes, es por esta razón que podemos decir que el flúor tiene una acción antibacteriana.
Si el agua potable de su zona es fluorada, como ocurre en nuestra comunidad, el cepillado regular con cremas dentales fluoradas es suficiente para conseguir en niños y adultos unos dientes saludables y un bajo nivel de predisposición a las caries.
El flúor tópico actua directamente sobre la superficie dental y se aplica en clínica por el profesional. Es un tratamiento utilizado especialmente en niños que presentan caries en dientes de leche y con predisposición a sufrir, en un futuro, posibles patologías en los dientes definitivos.
Lógicamente las aplicaciones tópicas de flúor en los adultos especialmente susceptibles de caries, también ayuda a proteger los dientes frente a la enfermedad y favorecer la remineralización de los mismos.